Creo que la vida y Dios se empecinan en dejarlo estar ahí.

Yo sentí su ausencia de voz, la que te grita a tu paso que esta allí, en silencio pero permanentemente diciéndote: soy parte de tu vida.

El semáforo me detiene y en esos segundos que dura la espera de la luz verde, una puntada en el pecho me eriza la piel al verlo pasar. Y es la nostalgia de un San Justo que sigue ganándole espacios al cielo infinito pero que no deja de tener a ese mundo pequeño, innato, ese universo lleno de emociones que pocos descubren, que pocos nos damos el bello momento de verlos pasar.
Uno de ellos es ese viejo lustrabotas que alguna vez se instalo en la esquina de independencia y avenida Iriondo para no irse nunca más.
Porque creo que ya no se ira…
Creo que la vida y Dios se empecinan en dejarlo estar ahí.
La vieja camisa a cuadros, el Jean gastado y los zapatos que alguna vez fueron negros nos permiten divisar junto a un tradicional cajón de lustrador a “Don Cardozo”.
Se dio cuenta cual es el mensaje que deja en su paso todos los días desde el Barrio Reyes por 9 de julio hasta Iriondo?
Seguramente no.
El es mensaje a la puntualidad. A la responsabilidad. Al esfuerzo cotidiano. A la memoria. A la nostalgia.
Sí porque desde su silencio inmenso de sordera y falta de voz, le ha dado un toque de amor a sus viejas pomadas custodiadas por un cepillo que al igual que él esta custodiando el paso del tiempo.
y es el descubrir que, aunque ya nadie se lustra los zapatos, el tiempo y el olvido no puede destruir esta postal de emociones que hoy siento y sentiré por “el iluminador de mis zapatos en el que, aquella mañana gaste un billete guardado en mi bolsillo camino a segundo año de la Normal”
Por todo eso y por tanta pasión nunca dejes de emocionarme…
Soldado de la vida: -Nunca permitas que la muerte te lleve de esa esquina de mi pueblo, porque ahí me daré cuenta que solo yo te vi.

                                                                                                                                                    EDGARDO.

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