Un golpe que preocupó a todo el estadio

Quizás el momento de mayor preocupación de la tarde del sábado, mientras se disputaba el clásico entre Sanjustino y Colón, se vivió cuando se abrió el portón del sector este para el ingreso de la ambulancia del Centro de Cuidados Intensivos (CeCuI).

El defensor de Sanjustino, Ulises Reno, acusaba un fuerte golpe en la cabeza, que le nubló la vista y lo dejó tambaleante, luego de un duro golpe con un compañero, cuando se disputaba una pelota en una de las bandas.

Corrían 30’ de la primera parte cuando el jugador salió para que lo atendieran y le aplicaran un vendaje a modo de bincha para que no sangrara; y el árbitro Adrián Franklin autorizó su ingreso luego de constatar que no había rastros del fluido rojo en la cara del jugador.

Pero ocho minutos más tarde Reno volvió a recibir asistencia, esta vez porque había quedado algo conmocionado, con dificultad para focalizar la vista y un fuerte dolor de cabeza.

En su reemplazo entró con la casaca número 14, el “correntino” Carlos Pereyra.

Aunque no alcanzó a perder el conocimiento en ningún momento, el médico de la delegación, Roberto Doglioli, aconsejó su traslado a un centro médico, donde quedó en observación durante más de una hora.

El 2 de Sanjustino recibió la asistencia detrás del arco de Dixon, ante la mirada respetuosa de la parcialidad visitante, que al igual que el local, se sumó en un aplauso cerrado que llegó desde los cuatro costados de la cancha cuando fue retirado en ambulancia.

A las pocas horas ya se sabía que el jugador estaba bien, aunque con una herida a la altura de la ceja, arriba de su ojo izquierdo, y lamentándose por el resultado final del encuentro.

Preocupación y solidaridad se vio esa tarde de clásico en la cancha, hecho que fue valorado y replicado por las distintas transmisiones de radio como un gesto de fair play; tanto de sus compañeros, como de la gente, a la que esta vez se reconoce por su gesto positivo.