Una madre pide ayuda para sus hijos drogadictos

 Susana llego a nuestra redacción con un claro pedido de ayuda. Su historia es muy triste. Hace unos años su esposo y compañero falleció. Desde allí quedo a cargo de una familia a la que tuvo que empezar a mantener mediante su trabajo de empleada doméstica de día y por las noches cuidando enfermos y abuelos. Nunca imagino que lo peor estaba por venir. Dos de sus hijos –hoy 16 y 12 años- ingresaban en su ausencia al terreno más oscuro que hoy azota a los menores en riesgo: La Droga.

Mi hijo es un riesgo para la sociedad cuando esta drogado

Con lágrimas en los ojos, Susana decía: - ¡Amo a mis niños y quiero lo mejor para ellos pero ya no puedo más y estoy desesperada!. Sabe lo difícil que es para una madre ver como día a día se van arruinando la vida. Es terrible y sentís una impotencia imposible de expresar porque esa gente a la que mi esposo ayudo en vida, hoy es quizás la que le vende la droga a ellos. Ya no puedo más. Solo pido que Dios me de fuerza para ayudarlos.

¿Cuándo empezó con esta situación?
Cuando mi esposo falleció me tuve que hacer cargo de mantenerlos y empecé a trabajar día y noche para darles lo mejor. En afán de esto, un buen día descubrí que ellos eran llevados por personas para meterlos en la droga como repartidores y de a poco con 10 años el mayor ya empezaba a consumir. Desde ahí nuestra vida ha sido un calvario. La droga a mi familia la destruyo. Arruino a mis hijos que hoy son presas de cualquier cosa que sirva para drogarse llámese: porros, poxiran y hasta hay veces que recurren a la nafta.

¿Ha intentado salvarlos?
Como madre daría mi vida si fuera necesario. He hecho todo lo que está a mi alcance pero nada sirve cuando tienes gente sin escrúpulos que vende drogas a cualquier hora. Los niños hoy ven destruido su futuro con esto. Sufro por mis hijos – 10 y 16 años - pero también por esos chicos que viven drogados. Ese niño empieza como un juego llevado por los mayores y luego ya no sale más.

¿Piensa que sus hijos hoy pueden recuperarse?
Lo deseo. Ya no puedo vivir así viéndolos destruirse minuto a minuto. En casa ya no tenemos nada. Han vendido todo, hasta sus ropas y calzados para comprar la droga. He pasado noches enteras cuidándolos para que no salgan pero cuando me vence el cansancio se me escapan. Hasta han llegado a robarme a mí. La droga los desespera y los convierte en delincuentes.

¿y sus hijos son delincuentes?
Soy alguien que intento educarlos y nunca imagine esté presente pero debo decir que sí. Mi hijo es un delincuente – estalla en llanto- y estoy desesperada. Hace unos días fue detenido por robo a mano armada. Saben que es para una madre esta situación. Solo debo pedir perdón a los damnificados y rogar a Dios que cuide a mi hijo. Él fue detenido y trasladado a Santa Fe donde fue alojado en Juveniles por ser menor. Sé que se lo merecía pero esa no es la solución porque de allí salen peor. Allí conviven con delincuentes, violadores, etc. y lo único que hacen es aprender más a delinquir. Sé que si mi hijo mayor – 16 años- sigue así, terminara muriendo víctima de la droga o peor convertido en un asesino. Y “Mi niño” de 12 años creo que puedo salvarlo. Por todo es que necesito ayuda.

Susana es una Madre que necesita que la comunidad se ponga en su lugar. Sus hijos no son buenos chicos. Son delincuentes y drogadictos, son personas peligrosas pero no por eso los debemos marginar.
Alguien debe empezar a salvar nuestra niñez y nuestra adolescencia.
Juntos debemos pensar en un refugio. Un lugar donde estos niños – recuerden que los chicos de Susana tienen 12 y 16 años – puedan recibir asistencia, contención y limpiar sus cuerpos de los estupefacientes.
Apelamos a voluntades particulares, entidades y cuanto habitante de esta ciudad pueda ayudar a estos chicos pero también a todos esos jóvenes que pueden llegar a ser recuperados. Sabemos que no es fácil pero en otras localidades se ha empezado.
Solo falta que alguien empiece.
Suena tonto, un poco loco pero en definitiva es comenzar…
Alguien puede pagar un alquiler de una vivienda amplia, profesionales como psicólogos, médicos, enfermeros, ect., pueden sumar voluntades y ayudar. Todos podemos sumar para que este lugar sea un espacio de contención. Al menos intentarlo.

La enfermedad de la adicción a las drogas es progresiva, mortal e incurable.
Si no se interna al adicto para tratar su adicción a las drogas o su adicción al alcohol,
las consecuencias del consumo llevan al adicto siempre a los mismos lugares:
cárcel, hospitales y la muerte.
Objetivos de los Hogares que funcionan en el pais:
-Cortar el consumo y desintoxicarse (los chicos que participan de la Granja no pueden dejar de consumir desde la vida cotidiana)
-Generar un grupo de referencia para la vuelta al Barrio (entran y salen en grupos de 6 a 8 participantes cada uno)
-Aportar al desarrollo espiritual de los participantes y fomentar el desarrollo de valores solidarios
-Propiciar la construcción de un espacio para afrontar las problemáticas del consumo de drogas
-Implementar un programa que permita a los y las participantes aprender o re aprender a vincularse con el mundo del trabajo
-Brindar herramientas para que los y las participantes elaboren su proyecto de vida
En este sentido, entendemos que los y las participantes viven en comunidad, por lo tanto deben aprender a convivir no sólo con sus propios problemas, sino también con los de sus compañeros, respetándose, valorándose y creando un espacio de ayuda y comprensión mutua.
Básicamente trabajan en profundidad los 12 pasos y elaboran su proyecto de vida, a la vez que realizan diferentes actividades, en su mayoría el trabajo de la tierra y con animales. El estar en relación con la naturaleza ayuda a su tratamiento.
Tienen encuentros espirituales, reuniones terapéuticas, talleres y realizan deporte. Esta etapa requiere de un gran esfuerzo, ya que los y las jóvenes tienen que dejar de consumir de forma absoluta.
Si bien esta ruptura con el consumo de drogas necesita una dinámica pautada y estructurada es importante remarcar que la perspectiva de trabajo que se propone se basa en métodos no autoritarios, participativos y consensuados. Es decir, se busca hacer foco en las particularidades y demandas de los sujetos y no considerar al tratamiento como un fin en sí mismo.
La ejecución de este proyecto es coordinada por sacerdotes, grupos de hombres que viven en los mismos barrio, y voluntarios. Sin embargo, los protagonistas directos de la puesta en marcha de este lugar son los mismos jóvenes que se han recuperado de la droga, y que en el servicio encuentran, de alguna manera, devolver y agradecer lo que Dios y su barrio les devolvió. Estos jóvenes viven en el lugar y están trabajando día a día llevando a la realidad este sueño. Se cuenta con un equipo que coordina: sacerdotes, voluntarios, psicólogos, psiquiatra, etc.